Si algo nos fascina de Guillermo Del Toro es el poder que tiene que crear historias tan fantasiosas y llenas de magia que logran atraparnos por completo, realmente no hay una película del director que no nos sorprenda, sobre todo por las particulares criaturas o lugares tan mágicos que este nos regala.
Realmente es increíble para nosotros ver el resultado de cada una de sus películas, pero algo que no podemos dejar de preguntarnos es de dónde saca la creatividad para crear un universo repleto de fantasía, monstruos y seres extraños que han protagonizado cada una de sus obras y, para nuestra sorpresa, todo esto se lo debe a que era un niño muy solitario que pasaba su tiempo libre leyendo y viendo demasiadas imágenes horrorosas y su primer encuentro con un monstruo fue gracias a un programa de televisión.
“En la televisión pasaba una serie llamada The Outer Limits con mutante calvo y ojos gigantes. Esa imagen de fundió mucho en mi mente que yo estaba en la cama y empecé a gritar. Me despertaba en el sueño como si estuviera en mi habitación, y literalmente veía criaturas. No había diferencia entre eso y la realidad. Mi psicoanalista me dijo posteriormente que eso me creó una especie de síndrome de Estocolmo. De ahí que adore ahora los monstruos.”
Para quienes hayan visto todas las películas de Del Toro ya se pudieron dar cuenta que estas tienen un toque siniestro y mucho de que esto se haga presente se lo debe a la iglesia católica mexicana, ya que es la segunda más sangrienta y escabrosa en las representaciones anatómicas después de la filipina. El director confesó que fue educado en la versión cruda y oscura del catolicismo, gracias a creció su abuela debido a que sus padres trabajaban mucho, y esta iglesia plantea que se tiene que pagar por todos tus pecados, de lo contrario serías envuelto en llamas, yo sólo tenía entre 4 y 6 años y aseguro que no había pecado para nada.
Otro aspecto que las películas de Del Toro rescatan son los interminables pasillos que se recorren en las mansiones fantasmagóricas, los que le recuerdan a la casa de su abuela, mientras que los monstruos que crea están inspirados en imágenes religiosas.
“En los monstruos he visto formas que me inspiraba la religión, pero sinceramente prefiero la imagen de Frankenstein que la de Jesucristo con la nariz rota.”
Del Toro asegura que muchos de los miedos que lo persiguen desde pequeño fueron provocados gracias a su abuela, estos lo rompieron, pero esto misma que su abuela rompió es lo que lo ha ayudado a salir adelante.
“Hay una creencia estética y folosófica japonesa llamada Kintsugi, que es cerámica rota que se vuelve a juntar con oro. Creo que Kintsugi es la clave para ser uno mismo. No quiere que lo reparen; quiero ser consciente de que hay oro en tus fracturas. Y de niños ella fracturó esa parte de mi.”
Poco antes de que su abuela muriera este le mostró algunos de los efectos de maquillaje que hacía en cuando apenas iniciaba en el mundo del cine, era una improvisación para sus películas, cuando esta las vio lloró y le dijo “¿por qué no puedes hacer cosas buenas? ¿por qué estás creando siempre estas cosas horribles?”, a lo que é sólo respondió, “¡Son hermosas para mí!”