Empecemos por recordar que la nueva trilogía de películas de los X-Men que arrancó con First Class, reinició la línea de tiempo que se había establecido en X-Men, X2 y X-Men the last stand. Aunque no hay absolutos, como lo explica Bryan Singer aquí. Y es que Singer, junto con el escritor y productor Simon Kinberg, decidieron de manera muy inteligente que la historia de los X-Men podría torcerse a voluntad, respetando conceptos e integrando múltiples historias del universo mutante en pos de generar grandes historias y eso es justo lo que lograron con X-Men: Apocalypse, una película con un guión poderoso y tan bien escrito que sorprende la manera en la que se integran sucesos del pasado y del futuro de los mutantes y la historia principal nunca pierde el rumbo, al contrario, se enriquece y se vuelve todavía más emocionante. Hablando del aspecto estético y contextual, fue una gran idea empezar a contar la historia de los mutantes por décadas, desde 1963 hasta 1983, Quicksilver ha sido protagonista de algunas de las mejores escenas de acción en Days of future past y en Apocalypse. Y además, X-Men: Apocalypse resulta muy emotiva, gracias a su guión preciso y elocuente, que va construyendo a sus protagonistas, con cuidado y con mucho cariño. Es inevitable no entender las motivaciones de Magneto, del profesor Xavier, de Mystique y hasta del mismo Apocalypse. Hay detalles que pudieron mejorarse, eso es cierto, pero me parecen de poca importancia: el diseño de la cabeza de Apocalypse, algunas actuaciones que suceden en los segundos planos, el cierre en la espalda de Mystique y la escena post créditos. Por lo demás, es una gran película, mejor que Deadpool, Civil War y Days of Future Past.