A continuación, te presentamos un fragmento del epílogo a Absolute Swamp Thing por Alan Moore Volumen Uno, escrito por Stephen R. Bissette.
Ritos de primavera. Cartografía de The Saga of the Swamp Thing
Considérenlos como música, si gustan.
Sí, son cómics, y como tales, un medio narrativo vital. Pero para algunos de nosotros posee un aspecto musical.
Para mí, que crecí con un profundo amor por el jazz, colaborar con amigos de mentes afines elaborando historias para que ustedes leyeran, fue (y es) una forma de echarse un palomazo. Cada uno fluye en nuestra respectiva disciplina e instrumento, y cuando hacemos música juntos, es diferente a cuando la hacemos solos. Juntos tal vez en ocasiones tengamos la suerte de hacer algo mejor que cualquier cosa que pudimos haber hecho solos; la química, la alquimia es vigorizante y muy real.
Así fue trabajar con Alan Moore y John Totleben y Rick Veitch y John Costanza y Tatjana Wood y los editores Len Wein y Karen Berger… aunque especialmente Alan, John, Rick y yo. Fue una especie de jazz de forma libre, y cuando todo se unía, se sentía, se veía, leía y sonaba adorable. Ninguno de nosotros podía hacer música así. Excepto juntos…
“Esto fue a inicios de los años 80”
En sus manos sostienen una narrativa que comenzó en 1982… una época cuando todos los involucrados en escribirla y dibujarla vivían en, digamos, situaciones modestas.
Ustedes deben olvidarse de la bonanza megamultimillonaria de las películas y las franquicias de TV basadas en cómics durante el siglo XXI: esto fue a inicios de los años 80. Deben olvidarse de cómo los principales editores de libros ahora tienen sellos de novela gráfica: el término “novela gráfica” no tenía siquiera una década de antigüedad en 1983, y como categoría difícilmente se le consideraba una fuerza a ser reconocida en el mercado. Los cómics mensuales —”grapas” o “blanditos”, como mis estudiantes en el Center for Cartoon Studies se refieren ahora a ellos (cuando llegan a referirse a ellos)— aún eran la columna vertebral de la industria (y cuando tu columna vertebral es llamada “blandita” sabes que apenas y te mantienes de pie)…
Estábamos en la fase entre el Superman de Richard Donner (1978) y el Batman de Tim Burton (1989), un limbo poblado en parte por el Swamp Thing de Wes Craven (1982) —que fue, en términos fílmicos, una película de monstruos de bajo presupuesto… De hecho, en la época en la que estábamos trabajando en SWAMP THING, la propia DC Comics invertía realmente poco en el título y en el personaje. Como el entonces publisher de DC, Paul Levitz, pacientemente me explicó años después (en 1989), la compañía había firmado un contrato por el personaje Swamp Thing y todos los derechos del merchandising fueron con los productores detrás de la adaptación fílmica de Craven; por lo cual, el mismo cómic era la única cosa de la que DC podía obtener ingresos.
“No había computadoras en casa, ni escáneres, ni teléfonos celulares”
Sepan también que el internet y los e-mail como los conocemos ahora no existían; no había computadoras en casa, ni escáneres, ni teléfonos celulares, ni medios digitales de producción (toda la producción se realizaba en las oficinas de DC, y era un proceso mecánico, a mano), y las máquinas de fax eran difíciles de manejar y aún no eran accesibles para los freelancers.
Guiones físicos, fotocopias y arte original tenían que ser enviados a través del servicio postal o vía UPS o Federal Express rumbo a o desde las oficinas de DC. En el caso de THE SAGA OF THE SWAMP THING, los guiones tenían que ser enviados desde la morada del escritor (primero Marty Pasko en California, luego Alan Moore en Reino Unido) hasta la ciudad de Nueva York; páginas de guiones editados, fotocopias y páginas de arte original eran enviadas luego de ida y vuelta entre las oficinas de DC y la de los artistas, rotulistas y colorista. Esto tenía que suceder lo más rápido posible para poder cumplir con nuestras fechas.
Cualquiera que pueda ser su ilusión de fama y fortuna asociada con los cómics en el siglo XXI, comprendan que en los 80 el trabajo freelance en los cómics en EU podía ser una circunstancia austera y en ocasiones miserable… Mientras que estábamos llenos de alegría de trabajar en los cómics, y por contar con un empleo regular como freelance en un título mensual para uno de los sellos editoriales principales de cómics, las tarifas por página eran modestas incluso para la época, el trabajo era demandante y no había absolutamente ningún beneficio por parte de nuestros patrones, con la excepción de la satisfacción de un trabajo bien hecho y cualquier fugaz noticia que uno pudiera obtener de parte del público.
“Esa era la cuerda floja sobre la que se caminaba”
Los beneficios, cuando llegaban, venían del mercado. Eran invitaciones a realizar firmas en tiendas o en convenciones, con gastos y boletos de viaje cubiertos por los dueños de las tiendas o los organizadores de tales eventos. Estas apariciones eran toleradas, aunque medio mal vistas por nuestros editores. Después de todo, si no estábamos frente a nuestras máquinas de escribir o mesas de dibujo, el cómic se retrasaría aún más. Y eso no era bueno para nadie, ¿cierto?
Para algunos de nosotros, no obstante, se trataba del ingreso adicional que podríamos obtener en esa clase de eventos vendiendo sketches y/o arte original. Eso que permitía que nuestro trabajo continuara siendo costeable. Esa era la cuerda floja sobre la que se caminaba al hacer trabajo freelance en los cómics en aquella época… Un precario acto de equilibrio que John Totleben y yo comenzamos en 1982, cuando iniciamos nuestra etapa juntos como entintador y artista a lápiz, respectivamente, en THE SAGA OF THE SWAMP THING.
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DC Black Label Deluxe – Absolute Swamp Thing por Alan Moore Volumen Uno
En 1983, un revolucionario escritor inglés se unió a un trío de innovadores ilustradores estadounidenses, revitalizando así un arraigado ícono de los cómics. Cuatro años después, terminada su saga, Swamp Thing por Alan Moore, Stephen R. Bissette, John Totleben y Rick Veitch fue reconocido internacionalmente como uno de los contados títulos que definieron una nueva era de compleja profundidad en la narrativa gráfica moderna. Y su etapa en la serie permanece como una de las obras maestras más duraderas del medio
Ahora, DC Comics orgullosamente presenta una visión totalmente nueva de este histórico logro. A través de tres volúmenes de lujo, Absolute Swamp Thing por Alan Moore muestra un coloreado nuevo para cada página, creado exclusivamente para esta edición por el legendario artista Steve Oliff (Akira, Miracleman). Este primer volumen incluye los números 20-34 de The Saga of the Swamp Thing y Swamp Thing Annual 2, así como un monumental nuevo epílogo por Stephen R. Bissette, acompañado por una gran cantidad de material histórico del proceso creativo del equipo artístico original.
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