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#Cine

10 datos que (quizá) no sabías por los 10 años de ‘Coraline’

En lo que a animación se refiere, pocas técnicas producen un resultado como el stop motion, que consiste en animar y fotografiar cuadro por cuadro objetos estáticos (marionetas, por lo general). Entre los estudios que producen esta clase de largometrajes se encuentra Laika, el estudio detrás de joyas como Kubo and the Two Strings y The Boxtrolls. Pero todo comenzó con Coraline, la primera producción del estudio.

La película, conocida por el público latino como Coraline y la puerta secreta, cumple diez años de su estreno en 2009. Por ello, aquí hay diez datos que quizá no sabías sobre ella.

 

No iba a ser una película animada

Quizá hoy no podamos imaginarla de otra forma, pero Coraline fue concebida como un proyecto en live action. Incluso Dakota Fanning, quien presta su voz al personaje, había sido elegida para protagonizar esta versión inicial.

Sin embargo, el director Henry Selick (The Nightmare Before Christmas) no estaba convencido de realizar la película de esta forma. Creía que en particular las escenas que involucraran animales serían demasiado irreales para lucir bien en live action, así que insistió en animación y conservó a Fanning en el protagónico.

 

Influencias japonesas

Selick se tomó más que unas pocas libertades con Coraline, y quería buscar una dirección artística distinta a lo que se utilizaba en las animaciones del momento. Entonces conoció el trabajo del artista gráfico japonés, Tadahiro Uesugi.

El director lo invitó a colaborar en la película como artista conceptual, y sus propuestas tuvieron una influencia notoria en las proporciones de los personajes, así como en la paleta cromática de la cinta.

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Arte conceptual de ‘Coraline’ (2009). Laika.

La producción fue LARGA

Animar en stop motion implica días de trabajo por unos pocos segundos de animación. De acuerdo a sitio oficial de Laika, un total de treinta y cinco animadores colaboraron en la producción, y a cada uno le tomaba una semana en promedio obtener de dos a seis segundos y medio de animación.

Sólo el rodaje duró unos dieciocho meses. En total, completar Coraline tomó el trabajo de unas quinientas personas a lo largo de cuatro años.

 

Las marionetas representan MUCHO trabajo

Si esta técnica de animación ya es compleja de por sí, debes saber que las marionetas en sí mismas son toda una ciencia. Una sola de ellas requiere de al menos treinta artistas y de tres a seis meses para su fabricación. Esto incluye a las personas encargadas de moldear, esculpir y armar cada pieza individual de todas las marionetas.

Cada personaje tenía varias versiones de su marioneta, de diferentes tamaños o como reemplazo. Sólo para Coraline existían veintiocho.

 

La niña de las 6 mil caras

Cuando se trata de stop motion, no sólo hay que animar hasta el movimiento del dedo meñique cuadro por cuadro. Es esencial que los rostros de los personajes se muevan al hablar o reaccionar, por pequeña que sea la acción.

En total, había quince mil rostros diferentes para toda la producción. La protagonista sola, con quien pasamos prácticamente toda la película, tenía seis mil trescientas caras diferentes. Sin embargo, solamente había cuarenta y dos pelucas para ella… pero animar el cabello es otra historia.

 

Minisastre

A estas alturas, quizá ya supongas que absolutamente cada aspecto de la película está detallado al máximo. Cada uno. Eso incluye los pequeños suéteres y guantesitos que se ponen los personajes de la película. ¿Quién tejió eso?

Se trata de una sola persona, conocida como Althea Crome, quien en su sitio oficial se define como pionera del “microtejido”. Tejer a mano un par de mini guantes, por ejemplo, tomaba seis semanas desde el diseño inicial hasta el producto terminado. Y el procedimiento requería agujas con un diámetro aproximado de 0.01 milímetros. Algo así como el grosor de un cabello humano.

 

¿Quién diablos es Wybie?

Entre las libertades creativas que la cinta se toma con la novela original (escrita por Neil Gaiman), está la inclusión del personaje de Wyborne “Wybie” Lovat (voz de Robert Bailey Jr.). Aunque sí es mencionado en el libro, nunca aparece junto a Coraline en sus páginas.

Sin embargo, cumple dos funciones esenciales en la película. La primera, es el necesario y odioso alivio cómico, así que algunos lo aman o lo odian. Sin embargo, su presencia es necesaria para reafirmar que todo lo que le pasa a la protagonista no está solo en su cabeza. Algo bastante necesario en una aventura tan alucinante como ésta.

 

¿El padre de la nación?

Todos saben que George Washington es el rostro al centro del billete de un dólar, pero eso es en el mundo real. En el mundo de Coraline, claro, las cosas tienen que ser diferentes.

En la escena de la mudanza, al inicio de la historia, aparece el camión de The Ranft Brothers, quien a su vez son un homenaje a dos importantes animadores: Joe y Jerome Ranft. Ambos reciben una tacaña propina de un dólar, que tiene el rostro del mismísimo Henry Selick.

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‘Coraline’ (2009). Laika.

Las canciones perdidas

Originalmente, la banda indie They Might be Giants iba a componer la música para la película, cuando la producción estaba en las etapas iniciales. Sin embargo, conforme el proyecto avanzó y se convirtió en algo más oscuro, Selick decidió que su trabajo ya no se ajustaría al tono final de Coraline.

Una de sus composiciones sí quedó en la película terminada: Other Father Song. El resto ya no sirvió su propósito inicial, pero la banda las lanzó después de manera independientes.

 

¿Dónde consigo una Coraline?

Si eres un coleccionista, quizá te preguntes si (y cómo) se podría adquirir una de las marionetas empleadas en la producción. La respuesta es que sería muy difícil y, posiblemente, extremadamente costoso.

Laika subastó doscientas cincuenta piezas empleadas en sus producciones (Coraline y otras) a beneficio de The Art of Elysium, una organización sin fines de lucro que promueve el arte como agente de cambio social. La subasta generó más de un millón de dólares, y una gran contribuyente de eso fue la marioneta de Other Mother en su forma final, con un precio de $50 mil 190 dólares. Coraline en su suéter estrellado se vendió por más de 20 mil dólares.

 

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POR ANA PATRICIA ORTEGA REYNOSO

annortega5@gmail.com
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